Un estudio realizado por Robert Bolizs, profesor de la Universidad de Semmelweist, ha comprobado que  las personas más inteligentes  tardan más en dormirse ya que se sienten atraídos por el ambiente nocturno, momento en donde aflora su creatividad, lo que aplaza el horario de dormir.

En el estudio se ha mostrado encefalogramas de gente mientras duerme donde se comprueba que elementos específicos del dormir están directamente relacionados con el desempeño cognitivo de la persona cuando se encuentra despierta. Consecuentemente, diversos estudios han revelado diferencias significativas entre las preferencias de horarios para dormir en referencia a sus puntajes de IQ en donde la gente con mayores puntuaciones donde la gente con resultados más elevados son más aptos para expresarse de noche, mientras que aquellos con menor IQ son más limitados al horario diurno.

Por otro lado, otros estudios arrojan resultados en los que se nota que las personas con mayor actividad cognitiva nocturna son más propensas a padecer trastornos psicológicos como a adicciones.